¿Te ha pasado alguna vez que justo cuando más motivado estás para entrenar, sientes un pinchazo incómodo en la rodilla? Ya sea subiendo escaleras, haciendo sentadillas o incluso caminando después del gimnasio, el dolor de rodilla es una de las molestias más comunes entre quienes entrenan, desde principiantes hasta los más experimentados.
La buena noticia es que muchas veces este dolor no significa que tengas una lesión grave, sino que puede estar relacionado con algo tan sencillo como la gestión de las cargas en tu entrenamiento.
En HUMAN, clínica de fisioterapia y readaptación, vemos todos los días casos de personas que quieren superarse en el entrenamiento, pero terminan frenadas por molestias que podrían evitarse. Por eso, aprender a regular las cargas de forma inteligente es clave para cuidar tus rodillas y seguir avanzando sin dolor.
¿Qué es eso de “gestionar las cargas”?
Cuando hablamos de “carga” en el entrenamiento, no nos referimos solo al peso que levantas. La carga es todo el conjunto de estímulos que tu cuerpo recibe durante una sesión: la intensidad, la frecuencia, el volumen y hasta el tipo de ejercicio que realizas. Es decir, no solo importa cuánto peso usas, sino también cuántas repeticiones haces, cuántos días entrenas a la semana y con qué técnica ejecutas los movimientos.
Gestionar bien las cargas implica encontrar el equilibrio entre exigirle a tu cuerpo lo suficiente para progresar, pero sin pasarte al punto de sobrecargarlo. Es como planear un viaje largo: si no revisas el estado del coche y le das mantenimiento, tarde o temprano algo va a fallar. Lo mismo pasa con tus rodillas; si no ajustas las cargas de forma adecuada, puedes terminar con dolor, inflamación o incluso una lesión que te obligue a parar.
¿Por qué duelen las rodillas al entrenar?
El dolor de rodilla puede tener muchas causas, pero una de las más frecuentes es el exceso de carga sin la preparación adecuada. Si de repente aumentas la intensidad o el volumen de tus entrenamientos sin darle tiempo a tus articulaciones y músculos para adaptarse, las rodillas suelen ser las primeras en quejarse.
Señales de que podrías estar sobrecargando tus rodillas incluyen dolor al subir o bajar escaleras, molestias después de correr o ejercicios de impacto, rigidez o sensación de presión en la articulación y la necesidad de calentar mucho más para que la rodilla deje de molestar.
Esto sucede porque los músculos y tendones que rodean la rodilla no están preparados aún para el nivel de esfuerzo que les estás pidiendo. Es como si le pidieras a un equipo de fútbol que juegue una final sin haber entrenado lo suficiente: el resultado no será el mejor y el riesgo de lesiones aumenta considerablemente.

¿Cómo puedes cuidar tus rodillas?
La clave es ajustar el entrenamiento a lo que tu cuerpo realmente necesita, no solo a lo que quieres lograr. Aquí te dejamos algunos consejos prácticos que aplicamos:
- Escucha a tu cuerpo: si un ejercicio te genera dolor, no lo ignores. El dolor es una señal, no un enemigo. Ajusta la intensidad o regresa en el tipo de ejercicio.
- No todo es más peso o más repeticiones: a veces, bajar un poco la carga, mejorar la técnica o descansar más entre sesiones es justo lo que tus rodillas necesitan.
- Entrena la musculatura que protege tu rodilla: fortalecer musculatura como glúteo medio, vasto interno del cuádriceps, y core puede ayudarte a reducir la probabilidad de lesión.
- Aumenta la carga de manera progresiva: no quieras pasar de 0 a 100 en dos semanas. Tu cuerpo necesita adaptarse.
- Cuida tu descanso: el músculo no crece solo entrenando. El descanso es una parte vital de tu progreso y de prevención de molestias.
¿Y si ya te duele la rodilla?
Si el dolor de rodilla ya está presente, lo mejor que puedes hacer es buscar la causa antes de seguir entrenando como si nada. En HUMAN, analizamos tu caso de forma individual: evaluamos movilidad, fuerza, estabilidad y control de tu rodilla para diseñar un plan de recuperación personalizado. Nuestro objetivo no es que dejes de sentir dolor, sino que vuelvas a entrenar con seguridad y confianza.
El dolor de rodilla al entrenar no tiene por qué ser una sentencia de parar o resignarte a convivir con molestias. Aprender a gestionar las cargas de tu entrenamiento es la clave para prevenir el dolor, mejorar tu rendimiento y disfrutar del ejercicio sin miedo.
Recuerda que cada cuerpo es diferente y lo que funciona para uno puede no funcionar para otro, así que escucha a tu cuerpo y ajusta tu rutina según lo que necesites.
¿Te gustaría saber si estás entrenando con las cargas adecuadas para ti?
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¡Tu cuerpo te lo agradecerá!

